Con los primeros sorbos de mate, llega a mi conciencia el paso del tiempo acumulado. Ya se cumplieron 29 años que dejé a mi tierra para empezar este largo camino. En este tiempo se confundieron las lenguas y cada vez que decía casa, tenía que precisar, en qué lugar estaba pensando. Hoy día, sé perfectamente, que puedo llamar casa varios lugares en el mundo, sobre todo en Polonia, España, México, Paraguay e Irlanda. Un lujo, cuando tanta gente busca su lugar en el mundo, un techo donde cobijarse. Mi Familia ha crecido enormemente y entre tanta desconfianza, a muchas personas los puedo llamar amigos, amigas, y no precisamente por la participación en redes sociales. Seguiré caminando hacia los nuevos encuentros, guardando los tesoros de lo vivido y sentido. A veces faltan ojos y falta corazón para abracar todo. Anima mucho recordar y saber que otros tampoco olvidan.
Feliz
viernes de memoria.