Llegó el día. Me pregunto ¿qué puedo llevar y que
debo dejar? Las dos maletas, que me permiten llevar las líneas aéreas, llevan
cosas, necesarias, útiles, pero solo cosas. A algunas de ellas están unidos
recuerdos que evocan a personas, lugares y tiempos pasados. El corazón y la
memoria llevan el resto, lo más valioso, lo que he vivido aquí en Paraguay con
toda mi familia. Lo uniré a lo vivido en la Huasteca Potosina en Tanlajás. Aquí
me ayudaron a curar las heridas que me dejó aquella expulsión, aquella
separación. Aprendí calmar mi alma, tener más paciencia y serenidad y aceptar
las limitaciones, cuando éstas están apareciendo. Los tenek me enseñaban a
caminar a hablar escuchar y mirar. Sigo practicando a veces de manera torpe,
pero tratando de caminar adelante. Paraguay y sus habitantes me dieron lo
mejor, lo que da sentido a las palabras y a los silencios. La cultura, danza,
música, sus tradiciones y costumbres, en mi vida marcaron el encuentro con el
rico mbeju en el Festival Nacional del Mbeju, un sueño soñado y realizado
gracias a otros soñadores y soñadoras. Mantuvieron mi vida y a mis riñones con
el delicioso terere y mate con los exquisitos yuyos que hacen milagros. Gracias
por permitirme caminar estos 12 años con Ustedes, fue un privilegio, una
bendición. Nada se termina todo se empieza. Gracias por tanto cariño.
Feliz martes de mejor equipaje.
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