Cada cierto tiempo se preguntaba a si
misma ¿qué pasaba con ella? ¿Qué es lo que debe hacer y qué
debería de dejar que hacer para sentirse feliz, para no llegar a
sufrir? Por más que miraba a su vida y preguntaba con insistencia,
no encontraba una respuesta satisfactoria. Es que en su vida como en
la vida de la mayoría de las personas no había claras divisiones
entre las cosas que vivía y sentimientos que sentía. Se mezclaban
los aciertos con los errores, las alegrías con las tristezas, las
risas con las lágrimas, el amor con la soledad, plenitud con vacíos.
La experiencia ha mostrado que no se puede separar estas cosas sin
que se quite el sabor y las emociones de nuestra vida. Para vivir
plenamente no podemos evitar las mezclas haciéndonos asépticos.
Los riesgos, las contradicciones dan el sentido a muchas cosas de
nuestras vidas, los contrastes permiten ver y apreciar lo que
tenemos, y que importantes es en nuestra vida, aunque puede doler o
costar algunas lágrimas.
Feliz lunes sin asepsia.

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