La abuela María no ha tenido vida fácil. En su huerta el destino no ha sembrado mucha felicidad, así que no le ha crecido. Todo lo que conseguía tenía su precio de esfuerzo sacrificio trabajo y una que otra lágrima de impotencia cuando parecía que nada le va a salir bien. No andaba con quejas ni pretensiones, no perdía tiempo en buscar culpables. Es lo que vivía, lo que le tocaba. Y si algo podría hacer para que a otros, no les pase lo mismo, lo hacía. Trataba se ser generosa. Generosa en gestos, en palabras, en muestras de cariño y amistad. Siempre inventaba las nuevas formas de generosidad, para no perder ninguna ocasión de hacer sentirse bien a los que la encontraban visitaban o simplemente se cruzaban con ella en el camino. Decía que mucho no es suficiente, que siempre se puede dar más de si mismo. Trata de ser generoso.
Feliz jueves de generosidad.

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