El sabor del perdón
Tenía
tantos motivos para no perdonar que a nadie le debía explicaciones.
Sin embargo sentía que detrás del perdón existía la paz, algo que
ella no tenía desde hace mucho tiempo. Claro cada vez que pensaba en
eso la atacaban argumentos en contra. No es que fuese ten orgullosa,
pero todo tiene sus límites y con ella se han pasado muchos pueblos.
No estaba dispuesta de reconocerlo, pero la falta de perdón amargaba
y dolía. Era como la gota de veneno, que se añadía a cada plato,
cada bebida, cada conversación y encuentro. Daba muchas vueltas al
asunto, se mareaba de tanta vuelta. Si no perdonaba no ganaba nada,
ni tampoco perdía más, todo ya fue hecho. Si perdonaba, había una
vuelta a la página, un nuevo comienzo sin amargura. Al final tomó
la decisión d arriesgarse y no se equivocó. La paz era mejor que
seguir guardando el veneno de rencor que goteaba y afectaba a todo.
Feliz
jueves de perdón.
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