Indiferencia

Era tan fría que su presencia se sentía a distancia. Totalmente opaca sin ningún brillo. A veces trataba de disimular supuesta atención en algo que la absorbía totalmente, pero no lo conseguía de todo, siempre algo la dilataba… Una forma de mirar, las palabras tan redondas que rebotaban de todo y de todos y esa fingida dulzura que daba nauseas. Incapaz de impresionar, hacerse notar de otra forma, influir en algo. Así era la indiferencia. Capaz de ahogar en silencio, dejar morir de a poco, abandonar al necesitado, permitir una lenta e irreversible destrucción. Buscaba la forma de hacerse pasar como realismo, como pragmatismo, pero no lo era… lo que si era, la fría y cruel indiferencia, que se puede meter en todos los espacios todas las instituciones y relaciones. Cuidado con ella.

Feliz sábado sin indiferencia.