Nacemos en un lugar y en el momento de nacer ya nos mueven de sitio. Ahí sin querer empezamos nuestro camino. A veces nos lleva muy lejos, pero siempre podemos dar vueltas para volver al lugar de inicio, para ver cuánto cambiamos, cuánto nos cambió el camino y cuánto cambiaron los que se han quedado aquí y están haciendo sus propios caminos. Los caminos nunca forman líneas rectas constantemente paralelas. Se cruzan se riman se entrelazan. Con algunos por un rato, con otros por muchos años y con otros por toda la vida y para toda la vida. Así fue el sábado 10 de septiembre. Joanna y Filip, y todos nosotros con ellos cruzamos nuestros caminos para acompañarles sentirnos familia y recordar que hay pocas cosas que importan. Amor, cercanía. Salud, café y unas cuantas cosas más… Felicidades.
Feliz martes de recordar los caminos.

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