Todos tenemos la experiencia de
pasar una tormenta. Algunas de estas experiencias pueden ser muy
traumáticas, que dejan una huella para toda la vida. Sabemos que
poco podemos hacer contra las fuerzas de la naturaleza, solo buscar
un refugio seguro y esperar. Podemos prever su aparición, pero no
detener su desarrollo. Hay otras tormentas en la vida de cada uno de
nosotros, que pueden ser evitadas, en donde nosotros tenemos la
responsabilidad por la aparición de los truenos y descargas de los
relámpagos, desatando los vientos y aguaceros. Es cuando subimos de
volumen en las discusiones, cuando atacamos, descargando la fuerza de
las palabras. Cuando cargamos todos los unos contra los otros porque
hemos acumulado tantos malestares y silencios, o porque nos nutrimos
de cosas que nos empujan a este tipo de reacciones desenfrenadas.
Tratemos de calmar los ánimos y no sembrar los vientos para no
cosechar las tormentas.
Feliz
sábado de tormentas.
Difícil
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