Es mucho más fácil ver peligro
en todas las partes y no la bondad que germina. Lo malo se ha
adueñado de las redes y tiene más parroquianos creyentes y fieles
que lo bueno que apenas se oye que no busca protagonismo que cree que
no es excepcional y digno de ser hablado, visto y anunciado. Unos se
adueñan de palabras los otros de silencios al tener miedo que cada
gesto cada palabra pueden ser mal interpretados. La tolerancia y la
libertad de los que ocupan todos los espacios se vuelve cada vez más
intolerante y “esclavizante”. Tarde o temprano la vida nos pone
frente al espejo de nuestras palabras y nuestras acciones. Las
flechas que siempre seguimos de repente cambian de dirección. Lo que
nunca necesitamos empezamos a necesitar con urgencia. A los que nunca
pedimos se vuelven indispensables en nuestras vidas. Así cuida tus
palabras y trata a descubrir bondad escondida fragilidad y
contradicción con las que nos toca convivir.
Feliz
jueves de la bondad escondida.
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