Era un experto en descubrir los errores ajenos. Una mirada de cazador
que busca su presa, siempre rastreaba el horizonte. Nada ni nadie se
escapaba de su mirada. Experto en poner cebos y en seguir el rastro
de sus presas. Siempre apuntando con su dedo que señalaba, juzgaba y
condenaba. Sorprendido cuando alguien le dijo que si con un dedo
apunta y señala a otra persona al mismo tiempo con los tres dedos se
apunta a sí mismo. Lo que reclama a otros al mismo tiempo triplicado
se debería reclamar a sí mismo. Cuidado con apuntar y señalar.
Porque si algo tanto nos molesta en otros, es porque probablemente lo
podemos descubrir en nosotros mismos. Seamos tan exigentes con
nosotros mismos como lo solemos ser con los demás.
Feliz
lunes sin dedo que señala.
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