A veces un dolor puede provocar una ceguera total. No vemos nada más que el dolor. En él nos concentramos en su intensidad se va toda nuestra fuerza y voluntad. Es normal que el cuerpo se defienda. Que podamos ubicar bien la causa, el origen, lugar exacto para poder hacer algo con eso. Los más grandes opacan los más pequeños. Lo que pasa que cuando duele es difícil hacer cualquier tipo de reflexiones. Hay que actuar. Calmar el dolor y luego buscar remedios a corto y largo plazo. Lo que pasa con nuestro cuerpo también pasa en nuestra vida. No olvidemos que la intensidad de un sufrimiento provoca nuestra atención exclusiva en este sufrimiento. Provocando nuestra ceguera impidiendo ver todo lo demás. No permitamos que el dolor se “cronifique”, claro que es normal que aparezca. No es útil cuando por nuestra culpa sigue permaneciendo. Se acepta cuando no tiene remedios pero no cuando los tiene. Observa lo que duele porque sirve de aviso. Actúa para encontrar remedios no importa si se trata de tu cuerpo o de tu vida.
Feliz viernes de actuar frente a dolor.

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