Mirando
las fotos, mirando la mesa y a los que se sientan alrededor de ella,
veo los misteriosos caminos que me llevaron hasta aquí. Toda la
gente que me permitió al pronunciar la expresión “mi casa”
sentir, que realmente estaba en mi lugar. Todos han contribuido con
sus sonrisas, sus comidas deliciosas, su amistad, su apoyo en las
buenas y en las malas, sentir eso. Tengo el privilegio de tener
muchas casas, sin ser propietario de ninguna. Mi mesa se ha
enriquecido con los platos que marcan la historia, la de mi familia
de origen y las familias que me han acogido. El círculo de amigos se
hizo muy grande abarca muchos países y muchas personas. Todos en la
vida somos migrantes. Nos movemos dejando algo y recibiendo mucho
más. No todas las experiencias son buenas, pero todas nos enseñan
algo. A veces nos hacen más humildes y agradecidos. Ojalá que nos
hagan sensibles, solidarios y generosos.
Feliz
domingo de riqueza de encuentros.
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