Cosechar la alegría

La alegría que esperaba tanto y reclamaba a la vida que no siempre se ha portado bien con ella, la tenía sembrada en todas partes. Solo debería cuidar lo sembrado y permitir su crecimiento. En cada circunstancia en cada encuentro debería preguntarse por la las semillas de alegría para buscarlas. Detectar su presencia y vivir con la seguridad de que todos los grises que querrían invadir su vida no eran tan fuertes, ni tan omnipresentes. La alegría nada tiene que ver con una carcajada como respuesta a un chiste, es la sensación de plenitud y gratitud, admiración y sorpresa que te invade cuando contemplas lo maravilloso y sencillo que tiene cada día de tu vida. El hecho de existir, de abrir los ojos, de respirar, de poder encontrarse con los amigos y tomar un café. Si de una vez por todas quedemos convencidos que ahí está la alegría ya podremos ir cosechándola y llenando de ella a nuestra vida. Si no la puedes descubrir pide ayuda. Un par de ojos más ayudan a tener un poco más de claridad.

Feliz miércoles de cosechar.

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