Las palabras
comunican, unen, entrelazan las personas. Cada una de ellas está cargada de un
contenido. El que las transmite de todo el vocabulario que conoce, elige las
más adecuadas para que al receptor lleguen cargadas de emoción, sentimiento.
Una carga que puede tanto sanar como herir. El receptor no solo oye, escucha,
sino que siente el contenido de la información en las palabras que le han sido
dirigidas.
Sabemos muy bien que nuestras palabras pueden provocar risas y llanto,
concordia y guerra, amistad y odio.
Entre miles de
palabras hay una muy especial, la más apreciada en todos los idiomas, la más
inspirada en el arte; cantada, escrita, pintada, tocada, suspirada, callada. La
palabra mágica que provoca un latido acelerado de corazón, unas chispas en la
mirada, un color en la cara, un suspiro profundo que sale desde el fondo de
nuestro ser está palabra es: EL AMOR.
Es el principio indiscutible de nuestra existencia feliz, y también la
causa de la muerte cuando no existe, cuando no se puede realizar. Es la fuerza
que nos mantiene vivos, por los cuidados de los que tenemos a nuestro
alrededor, cuando todavía no nos podemos valer por nosotros mismos.
Lo que nos empuja a un crecimiento, aprendizaje y maduración, al mismo
tiempo nos confunde y desorienta, apareciendo de mil formas. Nos lleva mucho
tiempo aprender distinguir sus diferentes facetas. Nos quita el sueño de los
ojos y nos hace dormir perfectamente.
Amando estamos muy
cerca de la persona amada, sintiendo más soledad que nunca durante su ausencia.
Nos enseña ser libres y nos ata como prisioneros. Es capaz pintar el mundo de
colores y hacerlo triste y gris. Reconcilia grandes enemigos y enfrenta fieles
amigos. Un misterio de la vida, de la perseverancia, de la muerte. Por el amor
se camina desiertos, se construye y destruye casas y ciudades. Se aprende
idiomas y conjuga culturas. Se convierte en ofrenda, sacrificio, regalo,
riqueza. Cuando llega al corazón de una persona lo convierte en el motor y
profundo sentido de su existencia. Cuando se va o nos lo arrebatan queda dolor
y una herida que sangra un agujero en el pecho por el cual se nos escapa la
vida.
Se transforma pasa por muchas fases. Puedes ser muy generoso y muy
egoísta. Libera y cautiva, iguala y domina. Crece y madura con los que lo
viven, pasa por mil cumbres de fuerza alegría seguridad y mil colinas y valles
de debilidad duda confusión, crisis. Suele cegar los ojos y convertirse en luz
que ilumina el caminar de cada hombre y mujer. La farola que lleva a los
viajeros y perdidos a un puerto seguro de la felicidad plena.
Aunque el amor se da de una vez, todo consiste en dar cada día algo,
apostar por la felicidad, invertir con todos los riesgos. Su amenaza es la
rutina por eso debe ser fresco y renovado cada día aunque tiene que aprender
convivir con lo cotidiano y rutinario.
Lleva sus grandes dosis de amistad, pasión, deseo, placer, entrega,
donación, diversión, compromiso, apertura, seguridad. Cuando llega a penetrar y
transformar nuestro ser desaparecen las dudas e inseguridades que existían al
principio.
Cuando es pleno no lastima se defiende por sus frutos en las personas
que aman y las que los rodean. Sirve de póliza de seguridad de muchos de
nuestros proyectos. Siendo asunto de pareja en su versión más común se abre
para los demás se derrama y proyecta en los hijos, familiares, amigos,
compañeros. No deja indiferente a nadie.
El amor llega en diferentes momentos de nuestras vidas, en diferentes
situaciones personales. A veces nos sorprende porque no lo hemos esperado, lo
hemos renunciado porque no creíamos que fuera posible. Llega después de haber
caminado mucho sangrado mucho dejando los ojos secos el alma partida y con el
corazón en pedazos. En un momento cambia todo y donde ya no hubo proyectos
sueños e ilusiones, ahora hay vida efervescente y desbordante.
Cuando llega a veces lo recibimos sin preguntar, a veces dudamos de su
veracidad, a veces nos defendemos por no creer, no sentirnos capaces o por miedo
a las heridas, de ser engañados o traicionados una vez más. Cada uno lo mira a
través de las experiencias ya vividas, a través de las heridas ya sufridas.
Sabiendo que lo necesitamos para vivir, para crear, nos defendemos, resistimos,
asustamos. No tenemos valor para reconocer lo que sentimos y lo tenemos para
luchar contra todo y todos, cuando sabemos lo que pasa en nosotros. Nos cambia
la mirada, nos cambia la sonrisa, la respiración cada día lo vemos de otra
manera. Permite recuperar cosas olvidadas, perdidas, ahogadas, retenidas y
aprender mil nuevas. Como es el motor de la creación nos hace creativos,
poetas, estrategas, inventores.
Gastamos por el
amor todo el dinero, todas las energías toda la vida. Se convierte en la
respuesta a muchas preguntas y provoca muchas más sin respuesta inmediata. La
vida es la que responde a la mayoría de ellas.
Se expone como trofeo y se oculta como joya preciosa. Se canta en los
tejados y se calla en las habitaciones a veces pequeñas y vacías. Entra en los
palacios en las casas pobres y en los que viven en la calle. No hablamos de él
y es el tema de muchas conversaciones. A los que ya estaban estancados
acomodados pone en el camino a veces hacia lo desconocido. Es capaz de
transformar totalmente una vida aparentemente hecha, organizada y planeada.
Sabiendo que es la principal pieza que faltaba en el rompecabezas de nuestras
vidas.
Organiza las vidas desorganizadas sin rumbos y proyectos. A veces quita
el sentido a lo que estuvimos haciendo hasta ahora y a veces da la plenitud y
sentido a los planes y proyectos que hemos tenido. Es misterio y claridad.
La creación en
todas las religiones y culturas esta empujada por la fuerza de un amor. Los
creadores los Dioses han amado y de su amor surgieron las cosas. El amor
provoca la constante comunicación de los creados y los creadores. En el amor se
cierra la esencia de nuestro ser y no ser, aquí en la tierra en el universo.
Dios en el mismo inicio de la creación se da cuenta que el ser humano solo
es incompleto, incapaz de participar plenamente en la obra eterna de la
creación. Necesitó verse reflejado plenamente en otro ser humano como él/ella.
Llevamos dentro de nosotros e inseparable de nuestra naturaleza, una
semilla, una partícula de amor. Somos los responsables y encargados de hacerla
crecer. El amor siendo el fundamento de la vida, la vida crea, a la vida se
dirige, ayudando así a progresar este mundo. Cuando llega la carencia de amor,
todo se hace frío, inmóvil, muerto.
Cuantos seres
humanos hay tantas facetas toma. Se convierte en los múltiples lazos que unen a
los seres humanos. Entre muchos hay amor de pareja, amor de la madre, amor del
padre, hija, hijo, hermana, hermano, amiga, amigo, novia, novio...
Para poder dirigirse hacia los demás en primer lugar tiene que
dirigirse a uno mismo, tenemos que llenarnos de amor para poder darlo. El amor
es capaz sanar las heridas más profundas de nuestro ser, devolver lo que
algunos a lo largo de la vida nos arrebataron. Nos puede dominar el miedo, el
vacío el dolor. El amor nos devuelve a la vida. El borra purifica y renueva.
Existiendo en el cuerpo, el cuerpo transforma, los mayores rejuvenecen, los
enfermos mejoran incluso sanan, los tristes recuperan la sonrisa. El amor a
todos nos permite empezar una nueva vida sin arrastrar el pasado, no negándolo
sino protegidos por el amor no permitiendo que el pasado nos domine y lastime.
La sociedad a
veces se encarga de hacer divisiones y juicios. Nos dicen como y cuando podemos
amar. No se entienden muchas expresiones de amor. Se culpa, se juzga a los que
aman rompiendo cánones preestablecidos. El miedo de enfrentarse a la opinión
publica a veces nos paraliza, nos asusta pone en balanza lo que sentimos y lo
que eso puede significar. Uno ya no quiere tener problemas, se siente impotente
frente a la incomprensión de los demás. Aunque sabemos que tenemos derecho de
amar y ser amados, no sabemos como puede ser, como se puede realizar.
El discernimiento
necesario no se libra de las emociones. Son ellas las que nos empujan a vivir
la gran aventura de amor. Son ellas las que nos pueden encaminar pero también
nos pueden frenar en seco. A veces de amor no se habla, el amor se vive
plenamente. Sabemos como es nuestra vida vidas cuando sufrimos su carencia.
Hay muy pocos poetas que supieron hablar, contar su felicidad y hay
muchos magníficos textos acerca de sufrimiento, desamor, traición, amor no
correspondido. Tal vez cuando sufrimos necesitamos hablar más y cuando somos
felices nos callamos a lado de la persona amada. Que se puede decir si se ve y
se nota el amor, lo que viven los amantes.
Todos hablamos, aconsejamos, discutimos con los demás, opinamos sobre
amores ajenos y no sabemos que decir cuando nos toca a nosotros.
A veces el amor
viene en una larga amistad que lleva cada vez a un acercamiento mayor. En otros
casos aparece como un relámpago clavándose en los corazones de los que se
encuentran por primera vez, por ejemplo en el aeropuerto. Muchas veces sabemos
y sentimos que amamos, pero no sabemos que hacer con este sentimiento, a donde
nos lleva. Nos hace dichosos y nos hunde en la tristeza. Nos hace caminar mucho
y permanecer en un lugar como piedras.
Crecemos dentro de
relaciones interpersonales que supuestamente nos ayudan madurar y nos preparan
para ofrecer y recibir el amor, pero cuando llega nos desorienta. Corremos a su
encuentro y querremos huir de él. Sabemos como es y siempre es un misterio. Y
como es cosa de dos siempre provoca malos entendidos y malas interpretaciones.
Así se convierte en un eterno ejercicio de consenso.
Cuando se queda en
la pareja, la hace fecunda en su vida sus relaciones y en la mayoría de las
veces en su descendencia. El amor nos abre más los corazones y los ojos, nos
ayuda ver el mundo de otra manera, desde la otra perspectiva. No nos detiene ni
arrastra atrás en nuestras vidas en nuestra historia. Nos pone adelante nos
empuja hacia el futuro. A él llega cada uno con su historia personal. Traemos
nuestra fuerza y nuestros miedos. Necesitamos un tiempo de fuerzas (tipo tira y
afloja) para empezar a construir una nueva historia. Claro no se trata de un
punto cero, la vida anterior nos ha formado, se trata de poner lo que tenemos
en un nuevo proyecto que siempre es complementario. Lo que no tiene uno, tiene el otro y si los dos
no lo tienen los dos empiezan a buscar. El reconocimiento de individualidad de
la alteridad de la persona amada es un principio. No se puede exigir de nadie
que sean a mi imagen y semejanza. Dejando la libertad nos aseguramos el
crecimiento de amor y más unión entre las personas. Ya la física demuestra que
solo los polos opuestos se atraen. La diferencia, lo distinto da la riqueza a
la pareja y su relación. El amor tiene que transformarse y madurar progresar
como se transforman maduran y progresan las personas. No se puede ahorra para
después sino que se vive y se da en el momento.
Amar o no amar no
es una decisión intelectual sino un acto de sentir de entregarse. Está dentro
de una persona es inseparable a su vida, de él no se puede huir.
Claro que necesita apoyo intelectual, para dar razón a su existencia su
fuerza su destino, para que pueda construir y no destruir. A veces se decide
callar, otras expresar, gritar.
Algunos llaman todos los sentimientos pasajeros amor, confundiendo las
atracciones, los deseos con la esencia de la vida.
A un amor
verdadero llegamos después de caminar mucho, cuando lo encontramos sentimos un
descanso. Claro que por nuestra cabeza pasan muchos pensamientos, no nos
sentimos seguros no queremos sufrir heridas ni engaños, correr riesgos
innecesarios. En nuestra mente y nuestro corazón luchan mil fuerzas, pero cuando por fin
descubrimos que ese es el verdadero, el esperado, el buscado toda la vida. Ya
nada nos puede mover ni cambiar de opinión. No miramos al mundo como antes
sabemos, sentimos, vivimos, respiramos un amor que nos mueve, da sentido a cada
día. Es la mirada distinta, el sabor distinto, una sensibilidad nueva. Cuando
se ama se entiende mejor a la gente, sabe mejor la comida el mundo parece más
bonito.
El amor también
provoca la impaciencia, queremos tener las cosas ya, pensamos que no podremos
más. Suele ser una confusión muy peligrosa, podemos tener la tentación negar lo
que sentimos, buscar medios de alivio que en vez de ayudar lastiman y nos
hunden en absoluta soledad. Normalmente es necesario este proceso, nos tiene
que dar más seguridad y nos puede ayudar a reconocer lo que sentimos.
Siempre descubrimos algo nuevo, distinto a lo que hasta ahora hemos
conocido. Y un día tal vez menos esperado, en un lugar menos propicio en unas
circunstancias extrañas descubrimos este
amor. Sabemos que es el único, que es el pleno. Aunque nos parecía que ya
sabemos todo y vivimos todo, descubrimos que lo que sentimos ahora supera todo,
nada tiene que ver con lo que conocimos y sentimos. Es el Amor. Nos puede
costar reconocer pero ahí está llenado nuestro corazón. Desaparecen dudas y
sabemos que cueste lo que cueste vamos a caminar y vivir por este amor, aunque
la persona a la cual amamos no lo sepa, o lo sabe y no lo admite, o lo
sabe y no corresponde, o lo sabe y no se
decide por mil razones ya mencionadas y no mencionadas.
Nos pueden invitar
que busquemos, que hay más gente guapa y
mejor. Es imposible cambiar, porque el corazón vive por esté único amor. Uno ya
sabe y caminará toda su vida por esté amor con todas las consecuencias, porque
sin amor no hay vida. Esta certeza, solo se tiene una vez en la vida.
Solo una vez
encontramos lo que siempre hemos buscado la armonía plena, solo una vez en
nuestro cielo aparece un arco iris que nos deja encantados con su mágica
belleza. El aire y el corazón se llenan de claridad. Se curan las heridas
vivimos ya no hay tú y yo para siempre somos nosotros.
Comunicamos con miradas y gestos y palabras lo que vivimos en nuestro
corazón. Sembramos el amor, y cosechamos el amor, el amor alimenta nuestra
vida. Solo por él vivimos y por él morimos.
Viviendo amo y amando vivo ya no necesito más me siento amado. Me
siento pleno me siento humano, me siento feliz. Vivo la plenitud. Amando
construyo, amando estoy creando así como fui creado.
Aranda de Duero España noviembre 2003
Un texto escrito hace años.