Casi
todos los días aumentaba su ya por si larga lista de sufrimientos y
quejas. Todos se compadecían de ella y se preguntaban ¿cómo es
posible que ella pueda cargar con todo? Ella seguís sumando hasta se
tenía la sensación que eso se volvió en su costumbre. Hasta que un
día nadie estaba a su lado para compadecer, y miró a su alrededor y
vio que ahí había gente que también cargaba sus pesos sin hablar
de ellos al contrario, regalando sonrisas a todos lados. Eso le hizo
reflexionar recapacitar y cambiar de actitud. Cuando eres capaz de
ver los pesos de los demás los tuyos pesan menos. Ayudando
a otros a final encuentras el camino para ayudarte a ti.
Feliz
lunes de mirar a otros.

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