Tenía días algo especiales. En los que le gustaba bajar de ritmo. Tener
aquellos momentos que parecían suspendidos en el tiempo, totalmente
improductivos, pero para ella eran muy necesarios. En estos momentos podía
mirarse a sí misma y al mundo que la rodeaba. Viendo todo lo que pasaba por su
vida, mirándolo con una buena dosis de gratitud. Es que todo lo que pasamos nos
da la oportunidad de ir transformando nuestra vida. Somos los responsables de
usar bien las vivencias y experiencias aunque en su momento pueden resultar
duras dolorosas o hasta desagradables, porque junto con las maravillosas
agradables que nos llenan de felicidad son nuestro equipaje que nos puede hacer
más sabios humildes y atentos. Párate de vez en cuando para agradecer.
Feliz miércoles de gratitud.

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