En esta Cuaresma más que nunca vemos como todo en un momento puede
convertirse en ceniza. La responsabilidad de lo que pasa es
compartida. Nos acomodamos mucho, no reaccionamos frente a las
mentiras y la violencia. Toda la violencia. Cada uno de nosotros
tiene sus propias responsabilidades, tan individualizadas segmentadas
que a veces olvidamos que formamos un tejido, una comunidad, que
deberíamos formar redes que nos den seguridad que nos protejan.
Tuvieron mucho éxito en los últimos años los que nos convencieron
de que nada se puede cambiar, que no se puede confiar en la gente,
que para nada sirve intentar organizarse. Hemos delegado todo en unos
cuantos que hacen su juego pero cada vez menos nos representa. Ahora
tenemos que apoderarnos de nuevo para construir la paz y construir el
mundo en que queremos vivir, en que será posible vivir sin destruir.
Empecemos hoy, no esperemos más.
Feliz jueves de
construir.
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