A veces simplemente hay que dejarse de envolver por la esperanza verde, la vida que siempre se renueva. Nos obsesionamos por miles de cosas, mirando las manos vacías. Queremos tener, porque necesitamos, pero también muchas veces queremos tener porque otros tienen, o porque nos han dicho y les hemos creído, que si compramos o poseemos algo, ese algo nos hará felices. La frustración está a flor de piel. No alcanza el dinero tiempo salud vida, para tener todo y todo lo que hemos acumulado no nos hizo más felices. Solo la limpieza profunda o la mudanza nos ayuda descubrir cuantas cosas inútiles hemos acumulado, cuantas cosas útiles hemos tenido, pero ya hemos olvidado su existencia. Lo mejor y lo peor puede llegar a nosotros a través de los encuentros y no de las cosas. Un poco más de empatía y paciencia, una pizca de reconocimiento de que todos hemos sufrido algo y esperado algo que nunca nos han dado, podría ayudar a tratarnos mejor, conocer más y tener más paciencia. No esperemos que los demás estén hechos a nuestra imagen y semejanza. Todos debemos reflejar en nosotros la luz del que nos ha llamado a la vida.
Feliz sábado de la esperanza.










































