Elena callaba todos aquellos
sueños que se habían roto por algunas circunstancias de la vida que
no siempre dependían de ella. Había lágrima y dolor. Muchas
preguntas con sordos silencios por respuesta. Cuando todo el
horizonte se oscurecía, Elena sabía que tenía que parar, posponer
todo lo que parecía tan urgente y quieta respirando conscientemente
buscar alguna luz. Alguna palabra algún pensamiento capaz de hacer
vibrar su existencia. Tenía que saber dónde estaba y lo que estaba
pasando, recordar en qué dirección iba hasta ahora y que la detuvo
en el camino. Así quieta y atenta siempre era capaz de encontrar la
dirección y hacer el camino. Siempre había más que podía y lo
diferente no tenía que ser forzosamente peor. Busca los nuevos
caminos que tienes que abrir, no te quedes pasado estancado llorando
por lo que no te llevaron a la felicidad que esperabas. Asume lo
imposible, aprovecha y disfruta de lo posible.
Feliz
sábado de lo posible.
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