Elisa sentía que algunas heridas no se curaban. No eran tan profundas, pero tanto tiempo cargando con todas ellas provocó su infección. Se hacían más pesadas en curar en sanar. Los que estaban cerca trataban de llamar su atención sobre ciertas cosas que la lastimaban, pero ella nunca les quiso escuchar. Pensaba que ellos podían aprovecharse de su debilidad, que eran los responsables por una parte de sus heridas. Nos pasa eso con frecuencia cuando nos damos un golpe con la esquina de la mesa. Culpamos la mesa y no nuestro andar descuidado. Si el golpe se repite la herida se hace crónica, seguimos culpando, sin mover la mesa, proteger la esquina o andar con más cuidado. Mira lo que te hace daño, ten más cuidado, evita acercarte a lo que te lastima, te hace mal. No hagas perdurar el mal en las cosas en las situaciones de tu vida ni en las personas que te rodean.
Feliz jueves de evitar golpearse de nuevo.

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