Cuando
uno no espera nada todo son sorpresas. Después de tantos años de
ausencia física, no podía esperar ni pretender que alguien me
reconozca, fuera de un círculo de las personas que siempre se
mantenían cercanas. Hace 23 tres años, cada domingo después de la
misa, tenía la costumbre de dar una vuelta por el tianguis. El
primer domingo hice lo que siempre acostumbraba hacer. Sin esperar
muchos encuentros, ni ser reconocido por muchos. Todo fue sorpresa
tras sorpresa. Me detenía en unos puestos compartiendo, recordando
saludando recibiendo la alegría. Muchas sonrisas y muchos regalos.
Algo que sobrepasaba mis mejores sueños. Un recorrido que pensaba
que no va a durar nada se convertía en una serie de encuentros con
los que vendían y compraban. Una vez más descubrí la importancia
de estos encuentros simples y cercanos que nos transforman y unen.
Era poderosa la sensación de continuidad, como si nunca dejaría de
visitar el mercado. Gracias por cada uno de los encuentros.
Feliz
viernes de recorridos que nunca terminan.
Muy cierto, tan famoso que eres, dejaste una gran huella difícil de olvidar, tanto fue así que hasta paparazzis te tomaban fotos jaja me llegó una foto tuya, caminando felizmente por Tanlajás.
ResponderEliminarComo pudiste ver, sigues en nuestros corazones y se te extraña muchísimo, regresa pronto. 🙌🥳🙏
Berna :)