Hay cosas en la vida, que parecen inamovibles, petrificadas. Los
problemas, que nos persiguen, no dejan espacio para que brote la
alegría, la felicidad. Una piedra, que encontré cerca de la casa,
me hizo pensar. A pesar de su impermeable dureza, sobre ella apareció
un pequeño musgo verde, agarrado a la vida. Como que me quiere
decir, que siempre uno puede crecer y vivir en la plenitud. Solo hay
que encontrar su hueco y nutrirse espiritualmente de lo que tenemos a
nuestro alcance.
Feliz Martes de nutrirse de lo pequeño-grande.

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