En poco tiempo perdí a dos seres queridos. Partieron a otro lado
de la vida; mi Tía Leocadia y mi párroco Tomás. Las partidas
duelen y siempre surgen más preguntas que respuestas. Los vacíos
que dejan, no se llenan con frases hechas, ni devotos consuelos.
Vemos y sentimos, que algo tan hermoso como sus vidas, fue cortado de
golpe. Ayer en el bosque, una imagen me sirvió de consuelo, invito a
pensar. Permitió visualizar el misterio. Un tronco muerto cubierto
de verdes musgos. La muerte que genera vida. La vida, que cubre las
heridas, los dolores. El amor, que al final cubre todo y vivifica.
Feliz Sábado de amor que cura.

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