En los días de paseos, regreso a los mismos lugares, viendo
diferentes cosas. Un poco sorprendido, cuantos detalles se escapan a
mi atención. Que pobre puede ser mi percepción. Uno presume de
andar atentamente y la realidad pone por los suelos esta presunción.
Ayer, otra vez me topé con las obras de los castores. Pienso cuanto
en la vida se puede hacer a la vez, intentando solucionar los
problemas. Una astilla menos, debilita un árbol enorme. Pocas cosas
se pueden resistir a la paciencia de los que intentan. Tal vez, en
lugar de buscar mejores estrategias, debería revisar la solidez de
mis convicciones, la claridad de mis sueños y proyectos. Sabiendo
bien lo que quiero de verdad, puedo empezar morder y masticar mi dura
realidad.
Feliz Miércoles de morder la realidad.

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