Tenemos a veces días de
sobresaltos y tormentas. Uno, aunque no quisiera, anda agitado,
apurado. Se busca la quietud. Es bueno encontrar un lugar, en donde
la suave brisa se mezcla con el murmullo del agua y los juegos de la
luz. Se calma la respiración, desaparece la tensión en el cuello y
la espalda. Es la calma, la paz que entra por todos los sentidos e
invade el cuerpo. Una pequeña dosis de felicidad, que no exige
grandes inversiones, solo un poco de tiempo y buena voluntad. Tiempo
necesario, para afinar mejor nuestros instrumentos, en la sinfonía
de la la vida. Recuperar el ritmo, que a veces perdemos.
Feliz Sábado de búsqueda de
la calma.

No hay comentarios:
Publicar un comentario