Unas veces parecía que su vida fue soñada, sacada de los mejores
sueños engrandecidos por la imaginación. Otras veces parecía que
se escapó de las peores pesadillas, empeorada por la mala suerte y
las peores decisiones, que en vez de mejorar y solucionar, llevan a
complicar y enredar todo. Ella no se detenía no se lamentaba, sabía
que para cambiar necesita el movimiento. Se debería mover su cuerpo
pero también su espíritu. Lo estático no cambia, congelado en su
estado permanente. En nuestra vida cabe todo lo bueno y lo difícil.
De cada día y de cada experiencia aprendemos si sabemos relativizar
un poco, dejar atrás las primeras reacciones y tratar de mirar hacia
dónde nos conduce lo que nos está pasando. Siempre queda un camino
por descubrir.
Feliz lunes de
nuevos caminos.
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