Quedan unas migajas de lo que
antes era todo. Lo que pasa que nos cuesta apreciar y valorar la
presencia. Nos damos cuenta de la importancia de algo o de alguien
cuando desaparece de nuestra vista y deja vacío el horizonte. Y si
empezamos desde ahora disfrutar de cada cosa, de cada presencia,
incluso de aquella que nos resulta difícil. No esperar las
ausencias, ni las distancias. Gritos del vacío y de los silencios
que se clavan como espinas en la memoria escuecen en la piel sacando
suspiros y una que otra lágrima por no saber valorar a tiempo.
Párate y mira a quienes tienes y a lo que tienes a tu alrededor y
valora, disfruta.
Feliz
viernes de valorar.
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