Ya no era tiempo de multiplicar
palabras. Los que lo rodeaban han escuchado sus historias,
justificaciones y explicaciones más de una vez. Quería que deje de
hablar su boca y empiece a hablar su corazón. Que rompa el muro de
palabras bonitas y elocuentes pero muy frías, demostrando la
empatía. Le faltaban gestos, silencios y sonrisas para transformar
la aura del frío seco que lo rodeaba en calor de amistad de familia
de alguien que vive y siente lo que sienten los demás. Hartamente
difícil el cambio pero posible, necesario fundamental. Son los
gestos son las relaciones que mantenemos con todos y no los discursos
que demuestran nuestra calidad y calidez personal, tan necesarios en
nuestro mundo.
Feliz
sábado sin discursos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario