Con tantas cosas por hacer a
veces se nos olvida sentir. Empeñados en que lo que hacemos es bueno
y nos dará la felicidad, no tenemos tiempo de sentirla. Siempre
atrasados, apurados, pensando que detenerse es un lujo que no nos
podemos permitir, es que no queremos parecer vagos. Por eso en vez de
frenar aceleramos más. Tanta velocidad, tanta prisa nos impide ver
tantos detalles que hay a lo largo de nuestro camino. Obsesionados en
alcanzar los objetivos, olvidando disfrutar de los procesos. Trata de
no dejar atraparte por las trampas de las prisas, de las presiones.
Siente cada momento, cada etapa, cada proceso.
Feliz
miércoles de sentir.
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