Era muy corto de palabras. Huía de
pronunciar discursos y hacer declaraciones. Su abrazo, lo decía
todo. Sus hijos, en este abrazo encontraban curación de sus heridas.
Les abrigaba, acogía, calmaba, protegía, animaba. Decía todo eso,
que callaba la boca. No era necesario, que les dé explicaciones. Su
abrazo, despedía, bendecía, a los que salían de la casa y daba la
bienvenida, a los que regresaban o venían de visita. En cada uno
entregaba todo su cariño, nadie se ponía celoso, porque cada uno de
sus abrazos, tenía la categoría de especial. Un gesto de amor y
cariño, tiene más elocuencia, que miles de palabras y promesas
estériles,
Feliz Miércoles de abrazos y gestos de
cariño.
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