Hay algo en nosotros que es capaz de mover montañas. La fe que tenemos, la convicción de lo que nosotros podemos ofrecer vale. Las pequeñas y grandes contribuciones que son capaces de transformar el mundo. Convertir la escasez en abundancia. Podemos ser generosos con lo que tenemos y sobre todo con lo que somos. En plena juventud con fuerza y postrados en la cama con una enfermedad o por la misma edad. Todo lo que damos recibimos, regresa a nosotros y obra en nosotros. Solo hay que abrir el corazón. La generosidad crea la comunidad, la comunidad la unidad, la unidad la fiesta, la alegría, la vida y la esperanza. Una simple ecuación que enriquece la vida.
Feliz domingo de generosidad.

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