martes, 3 de marzo de 2015

Efecto dominó

Ernestina tenía muchos recuerdos. Los que vivían cerca de ella, no sospechaban que tantos, mas bien tenían la esperanza de que no recordaba muchas cosas, de su infancia, de su pasado... ella no solo recordaba, sentía todo a flor de piel. Más allá de lo que podía recordar en imágenes, en palabras, recordaba en gritos y miedos. Pasaron años desde las sombras de la infancia, pero hasta hoy día cada grito, cada voz levantada en una discusión, cada reproche dicho en enojo, activaba un efecto dominó, que removía todas fantasmas de pasado y ella otra vez era la nena acurrucada en una esquina, temblorosa, tensa, tragando las lagrimas de no existente culpa. Mucho amor necesita, para cicatrizar aquellas heridas. Eso es posible, si uno camina y no se para mirando cada rato atrás, para volver revivir. No olvides que un cambio solo es posible en el futuro, no lo encontrarás en el pasado ahí bien o mal todo está hecho.

Feliz martes de avanzar.

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