En estos días más que nunca necesitaba
a su gente. No para que le den soluciones a sus problemas que
últimamente eran muchos sino para que estén ahí cerca a distancia
de un abrazo una mirada y un beso. Solo quería sentir que sus
problemas, sus dudas, y las decisiones tomadas no la hunden en la
soledad ni alejan de los que más quiere en su vida. Siempre ha
mostrado un alto grado de independencia, pero eso no quiere decir
que no les necesitaba a ellos. Quería que sigan siendo su punto de
referencia, su oasis de descanso en los caminos polvorientos y
accidentados de su vida. A veces entre los vaivenes de la vida no
necesitamos más que la conciencia de que no estamos solos con todo,
que por muy lejos que nos hayamos ido siempre está abierto el camino
de regreso y que al final de ese comino están ellos pendientes de
nosotros como si nunca nos hubiéramos ido.
Feliz miércoles de la Familia.

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