Fue una persona muy hospitalaria, a
menudo ha tenido visitas de sus familiares y amigos, de cerca y
lejos. No negaba a nadie ni techo ni cama. No vivía en una mansión
pero siempre ha tratado que los que lleguen a su casa se sientan
cómodos. Tal vez sus visitantes andaban medio distraídos, porque
dejaban en su casa algunas cosas que no sabía qué hacer con ellos
pues no eran suyas. A parte de cosas también dejaban algunos
sentimientos que tampoco podía sentir porque no eran suyos. No eran
de los que normalmente ha sentido y por lo que todos la conocían. En
los tiempos en los que vivimos hay que tener mucho cuidado para que
ni nosotros, ni nuestros familiares amigos y visitantes no traigamos
a la casa los sentimientos que no son de los nuestros y sentidos nos
pueden hacer mucho daño destruyendo la armonía y sana convivencia.
Feliz martes sin traer a casa
sentimientos extraños.

No hay comentarios:
Publicar un comentario