A todos nosotros nos toca a aprender cortar. No somos sastres, pero de ellos aprendemos a mirar y cortar. Se corta lo que sobra, lo que estorba, lo que no ocupa el lugar adecuado que le fue destinado. Al cortar se separa, a veces se prueba unir de nuevo, otras veces se deja atrás. Hay situaciones en las que lo cortado y separado, puede funcionar mejor que unido y atado. Aunque podemos tener la sensación de que nuestra vida se llena de retazos. De ellos se puede hacer cosas fantásticas coloridas, solo hay que tener la imaginación y la libertad de crear. Cortamos relaciones infectadas, cortamos con actitudes que lastiman, actividades que se envician. Claro que no se trata de cortar por cortar, sino de revisar todos los contornos intentando arreglar. Cortar es también dar y recibir la libertad que al ser entregada a otros no supo ser respetada valorada y bien aprovechada. Entrena tu mirada, que llena de serenidad te ayude caber que hay que cortar y que vivas el proceso como camino de sanación aunque a veces es doloroso y el dolor no llena de dudas y miedos.
Feliz viernes de saber cortar.

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