Se sorprendía que le reclamaban algo. No entendía que más podría hacer, si hasta ahora se ha dedicado a cumplir todo lo que le pedían. Realmente fue un fiel cumplidor de todas las normas, pero en su afán de cumplimiento se olvidó de la vida. La vida que es aquel espacio entre los compromisos, entre las obligaciones. Que transcurre cuando tenemos abiertos los ojos y cuando nos quedamos dormidos. La vida que es un asunto urgente, porque siempre corremos el peligro de ser absorbidos por las maquinarias institucionales, volviéndonos simples funcionarios. Piezas vegetativas en una red de prisas. No olvides cumplir ni descuides tus obligaciones, pero no pierdas de tu vista a la vida, que es generosa, da y recibe.
Feliz miércoles de vivir.

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