Estos días, al dejar el colorido otoño de Polonia, veo como el
cariño pinta de colores la vida de cada persona. Es tan poco, lo que
se necesita, para que las cosas se vean de otra manera. Este “poco”
es tan difícil de describir y alcanzar, es lo que hace la
diferencia. El cariño de la gente, permite un suave aterrizaje,
incluso después de una gran caída. Cada vez estoy más convencido,
que las cosas se puede ver de otra manera, en otra luz. Solo hay que
empezar a observar la naturaleza, el mundo que nos rodea. Una cosa
vista con la luz del amanecer, se ve diferente, que con la luz de
atardecer. Es la misma, pero se ve diferente, como mi vida, mis
problemas, mis dificultades. De mi depende en que luz la quiero ver.
Feliz lunes de buena luz.
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