Patricia quiso conocer gente, librarse de esta
horrible soledad que invadía su vida. No conseguía tener amistades,
como a ella le gustarían, sin hablar ya de relaciones más serias.
Algo fallaba y ella no sabía qué era. Como que la gente no estaba
dispuesta a dar, lo que ella buscaba. Parecía que lo estaban
reteniendo todo. Todo terminaba en reproches, culpándose mutuamente.
Patricia esperaba, que ellos le den, lo que a ella le faltaba y
viceversa. Llego un día de primavera. Apareció una flor del coco,
tan llena de pequeñas flores de tantas formas. La flor a ella la
invitó a conocerse más, conocerse mejor y a conocer su propia
soledad. Desde que la empezó a conocer la soledad, esa se transformo
de una odiosa carga, en una bendita oportunidad.
Feliz sábado de conocer nuestras soledades.

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