Judith
no era muy extrovertida, y a veces hasta le costaba expresar a los
demás lo que sentía. Pero cada mañana, cada día, frente a la
naturaleza que la rodeaba, expresaba su admiración, su asombro. Era
esta capacidad de asombro, que la mantenía realmente joven, capaz de
vivir cosas nuevas cada día de su vida. No caía en la rutina,
aburrimiento o amargura de alguien, que dice, que ya lo sabe todo.
Cada instante de nuestras vidas
trae cosas nuevas que esperan ser descubiertas, causantes de asombro,
que nos mueve adelante hacia la novedad de cada día. Nos permite
amanecer con siempre renovada ilusión aprendiendo
cosas nuevas.
Feliz
jueves de asombro y admiración.

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