Sandra
conocía muy bien la espera. Algunas veces le parecía, que toda su
vida no era otra cosa, que un interminable rosario de esperas.
Algunas de ellas bien definidas, con precisión sabía qué o a quién
espera, otras un poco difusas, sin nada concreto. Rastreando su
futuro a través de signos que uno puede encontrar en su presente.
Ella nunca veía la espera como una actitud pasiva, de alguien que se
sienta sin hacer nada, su espera era diferente. Atenta a cada signo,
a cada señal, al percibirlo iba detrás de él. La vida es un don
gratuito, pero vivir es una tarea. Una tarea que exige atención y
dedicación. A
lo largo de la vida descubrimos sus grandes verdades y
contradicciones. Muchas veces en la vida, nos toca morir para algo,
para poder nacer para algo diferente. Vive atento, activo, saliendo
al encuentro de la vida.
Feliz
sábado de espera.

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