domingo, 26 de abril de 2015

Curando heridas

Sabemos que para curar una herida, una fractura, hay que inmovilizar al paciente. Si se mueve todo el tiempo, se hace imposible la curación, y el problema inicial, que tal vez no era tan serio, se puede agravar. La quietud permite aplicar lo necesario para aliviar el sufrimiento, el dolor, acelerar el proceso de curación y toda la recuperación. También en las relaciones interpersonales hay fracturas y heridas. Si las personas involucradas están en constante movimiento, se hace imposible, la aplicación de un tratamiento adecuado. También en este caso se necesita la quietud, para que las palabras de cariño y comprensión, los gestos llenos de ternura, lleguen a su destino y curen. Aprovecha el domingo para un tiempo de quietud y te alcanzará el amor que te está persiguiendo durante toda la semana y no consigue alcanzarte.

Feliz domingo de quietud.

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