Sobre
Estela se cayó de repente un aguacero de palabras. Como eran tantas,
se desbordaban, no podían seguir su cauce. Hubo entre ellas;
remolinos de quejas, corrientes de rencores y olas de malas
interpretaciones. Se hacía imposible, que una respuesta razonable,
pudiese navegar entre ellas. Se necesitaba aguas mansas para poder
tomar un rumbo, corregir los errores de navegación y no dejarse
arrastrar por las aguas revueltas. Las palabras se acumulan, cuando
por mucho tiempo en vez de dialogar, se construye
una represa de silencio. Procura que tus palabras y opiniones fluyan
libremente. Siendo respetuosas y tranquilas, no invadirán, ni
dañarán ninguna orilla. Siguiendo su cauce, siempre te llevaran a
ríos y mares de palabras mayores.
Feliz
Lunes de Pascua de palabras vivas y libres.
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