Muchas
veces ha caído en la misma trampa. No tenía problemas de vista, no
sufría de miopía, sin embargo su mirada era muy corta y con esa
mirada juzgaba a la gente. Hasta a sus propios familiares los
aceptaba o rechazaba según lo que vivían es ese momento. No pensaba
en las posibilidades, en el potencial escondido, en una nueva
oportunidad que tiene cada persona. Eso no le importaba. Era esclava
de sus impresiones, juicios y prejuicios. Todos fallamos, tenemos
momentos mejores y peores. Depende en que momento nos encuentran se
pueden formar una opinión sobre nosotros, olvidando que solo han
conocido un momento, que luego viene un después en el que todo puede
cambiar, y no precisamente a peor, aunque también es posible, sino a
mejor. Vuélvete incrédulo y sospecha que todos pueden dar más y
ser mejores de lo que hemos visto cuando los hemos encontrado la
primera vez. Todos tienen un oportunidad de mostrar de lo que son
capaces. Hacer más bien del que ya habían hecho..
Feliz
sábado de cualidades ocultas.

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