Hace 18 años me dijeron en el hospital de Ciudad Valles S.L.P. en México
y lo repitieron en Tampoco Tam.: “Un día tus riñones van a dejar de funcionar y
necesitaras diálisis. Tienes poliquistosis hepatorenal”. Algo que en aquel
momento sonaba bastante fuerte y se parecía a un tipo de sentencia. Los nefrólogos
a los que tuve suerte de encontrar en mi camino me decían; “cuídate y lleva una
vida normal. Nadie sabe cuándo pasará esto”. Mucho he vivido, disfrutando en
estos años he pasado por tantos lugares y he vivido tantos encuentros. A veces
probando ¿hasta dónde llegarán las fuerzas? Me he llevado un que otro susto, he
sentido los caminos con mi cuerpo con mis riñones. Siempre con la incógnita
¿hasta cuándo? Cuando en 2017 la función renal ha empeorado y tuve que dejar a
Paraguay, parecía inminente la necesidad de un tratamiento sustitutivo.
Mientras más cerca aparecía la probabilidad, más intensa se hacía la pregunta
¿qué pasará con mi vida? ¿Qué pasará con mi trabajo? ¿Ya no podré hacer nada? A
principios de diciembre de 2019 empecé hemodiálisis, la única modalidad apta
para mí, tomando en cuenta mi situación. En el camino hubo dos cirugías
vasculares para hacer la fistula arteriovenosa. Hoy puedo decir que: No se
termina la vida, simplemente se empieza diálisis. Llevo el mismo estilo de vida
y de trabajo. En cada sesión se me regala 4 horas para la lectura, estoy
disfrutando de libros, que no tuve tiempo de leer, puedo escuchar música, ver
las películas. Conozco gente nueva. Lo que parecía tan temido es simplemente
una nueva etapa en mi vida, una nueva experiencia, un nuevo desafío. De mí
depende como lo voy a vivir. Que nadie se asuste, la vida tiene muchas cosas
buenas en cada momento, en cada etapa. Gracias por acompañarme en ese proceso.
Feliz jueves de una nueva etapa.

Fuerza Mietek. Gracias por tu manera optimista de encarar la realidad. Desde la felicidad de la llanura, un abrazo
ResponderEliminarGuauuu que impactante testimonio
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