La maestra Fortuna ha mezclado en la olla del tiempo
unos cuantos ingredientes. El caldo de la vida siempre tiene una base
de recuerdos, que le dan un sabor especifico y único. Se le da un
toque de sueños, pero muy equilibrado, que lleva los mejores
nutrientes para resaltar el sabor de las realidades, que siempre
están al alcance de la mano en cada vida. Para dar la mejor
consistencia se prepara una mezcla de optimismo con la cotidianidad
se añade con cuidado moviendo todo. Al final solo falta una pizca de
alegría y unas gotas de voluntad. Cocina tu felicidad, según tu
gusto y a tu medida, no busques una prefabricada.
Feliz Domingo de cocinar felicidad.

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