Cuidaba mucho su libertad no quería que
la gente se la robe. No temía ningún asalto ni un juego de los
carteristas. No era la gente a la que temía sino a las modas, los
comentarios los famosos “lo que dirán”. Le costaba mucho no
dejar influenciarse por todo lo que la rodeaba, cambiando con
frecuencia sus pareceres para ajustarlos a la moda que reinaba en el
momento, sabiendo perfectamente que la siguiente podrá ser contraria
a la anterior. A veces trataba de defenderse justificar que lo que
hace y como lo hace, es porque así quiere y no porque otros la
estaban obligando ejerciendo esta sutil y constante presión que
siempre apunta a los que destacan, los que no son del montón, los
que tienen sus propios gustos y sus propias opiniones. Es curioso
como la libertad puede debilitarse y prácticamente desaparecer bajo
la presión de otros. La obligación por cuidarla, vigilar su estado
recae sobre nosotros.
Feliz miércoles de cuidar la libertad.

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