viernes, 20 de abril de 2018

Pararse y sorprender

Cuando era niño tenía mucho tiempo para pararse y sorprender. Los motivos los encontraba a cada paso. El mundo le parecía una verdadera caja de sorpresas. A veces sus ojos necesitaban ayuda de sus abuelos para poder ver tantas cosas en el patio, en el parque, en el campo, en la ciudad. Pararse y mirar, hacer miles de preguntas nunca le parecía pérdida del tiempo. Ha pasado mucho tiempo de aquellos días y hoy raras veces se paraba y si lo hacía solo era por un instante y con bastantes remordimientos. Pasaba por la vida más suponiendo que viendo, añorando que sintiendo. Sentía que cada vez más lo envuelve el caparazón de responsabilidad y trabajo. Algo que puede ser muy peligroso. Es cierto que un caparazón protege, pero al mismo tiempo limita la libertad de los movimientos y nos vuelve algo torpes. Démonos el tiempo para pararnos ver y sentir hay tantas cosas bellas a nuestro alrededor. 

Feliz día de pararse y sorprender.

No hay comentarios:

Publicar un comentario