Cuando encendemos la luz porque la
oscuridad invade el lugar en donde estamos la luz ilumina a todos y
sirve a todos. Es imposible encenderla para nosotros mismos y hacer
para que otros no la vean. Por mucho que la escondamos y protejamos
otros se vana a dar cuenta que está encendida. Algo parecido ocurre
con la alegría y todas aquellas cosas que encontramos y que iluminan
nuestra vida. No las descubrimos para nosotros mismos, sino para
nosotros y todos los que nos rodean. La vida una vez iluminada
ilumina. La alegría una vez sentida alegra. El amor una vez vivido
ama y enamora de la vida a todos que entran en contacto de él. No
escondas comparte y así multiplicaras lo que tienes. No lo puedes
ahorrar ni postergar. Es ahora el momento.
Feliz martes de iluminar.

No hay comentarios:
Publicar un comentario