Tanta
prisa, tantas cosas hechas, puede ser que más que nunca y sin embargo
tenía la sensación que nunca ha vivido tan poco. Es que la vida no
es el trabajo, aunque el trabajo forma parte de la vida. Entre cosas
que hacía que sin lugar de dudas eran importantes le faltaba espacio
y tiempo. Por las constantes prisas estos parecían muy encogidos no
alcanzaban para lo que ella necesitaba hacer. Casi olvidaba lo que
era un encuentro sin mirar el reloj o la pantalla de su teléfono. Ni
un paseo tranquilo para respirar profundamente y contemplar el
paisaje. Es que con la vida a veces pasa lo mismo que con la comida,
el pleno sabor le dan los condimentos que se ponen en cantidades
exactas. En estos días observa un poco tu vida, no la confundas con
tus actividades y si hace falta algo añade para darle sabor.
Feliz
martes de vida.

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