Era fácil reconocer sus
cualidades, su amor y su bondad, cuando las cosas iban bien. Se
complicaba un poco la situación cuando las cosas se escapaban de
control. Miraba a la misma persona y no la podía reconocer, era como
si alguien extraño se hubiera metido en su cuerpo. No llegaba a ver
la bondad de hace rato. Su lugar ocupaba terquedad obstinación. Ella
no compartía nada de eso y se preguntaba qué debería hacer frente
a todo esto. ¿Cómo era él de verdad? Él era todo eso, ni solo uno
ni solo otro. En todos nosotros existe cierta dualidad y la vida nos
hace descubrir la cara que puede permanecer por mucho tiempo oculta.
Somos todo eso y nos aceptamos en la totalidad, todos teniendo la
tarea de un crecimiento personal una mejoría. No existen personas a
la carta, y si aceptamos solo una parte nuestro amor y entrega no
son totales. Ayudémonos aceptarnos a nosotros mismos y que otros nos
acepten conscientes de los valores y las imperfecciones.
Feliz viernes de aceptación
completa.

No hay comentarios:
Publicar un comentario